martes, 11 de octubre de 2011

MÁS DEL ENVENENAMIENTO INSTITUCIONAL DE PERROS. UCV Y MÁS ALLÁ






Nuestro último adiós a la UCV

Mi nombre es Muñeca, soy una perrita que fui abandonada en la UCV al igual que muchos perritos en este mundo. A pesar de este triste destino, me tocó vivir en esta bella Universidad durante cuatro años, conocí gente muy sensible y preocupada por los animales. Tuve dos grandes amigos: una perrita a la que llamaban “gorda” o “negra” y otro perrito que llegó más tarde, al principio no lo aceptábamos porque siempre fuimos muy protectoras con nuestro territorio y de los vigilantes que le hacíamos compañía.
Nos encantaba compartir con los estudiantes, siempre nos brindaron una caricia y les alegrábamos el día moviendo nuestra colita, al menos se olvidaban por un ratito de la tristeza por haber reprobado algún examen.
Con los vigilantes tuvimos una relación muy especial, ellos en lugar de dormir por las noches deben quedarse despiertos y atentos para cuidar nuestra Universidad. Siempre se sintieron protegidos con nosotras y los alertábamos ante cualquier ruido o movimiento extraño.
Los profesores y empleados de esta Universidad fueron todo un amor con nosotras, nos cuidaron con mucha dedicación y cariño, nos daban de comer, nos colocaban agua, nos esterilizaron, nos vacunaron y nos bañaron. En una oportunidad padecí de cáncer y hasta me hicieron mi quimioterapia y me curé.
Desafortunadamente llegó el día en que unas personas decidieron que no podíamos seguir estando en nuestro hogar, quizás pensaron que con nuestra presencia, la Universidad se veía fea. Me da mucha pena que ellos no se dieran la oportunidad de conocernos y quedar enamorados de nosotras como el resto de la Comunidad Universitaria.
Nos colocaron un veneno muy fuerte en la comida, siempre confiamos de todos y nos lo comimos, nunca llegamos a imaginar que quisieran hacernos daño. Ese día fue terrible, sufrimos mucho y nos preguntábamos: ¿Qué fue lo que hicimos tan malo para merecer tanto dolor y sufrimiento? si en todo momento procuramos ser nobles, cariñosas y amables. Unas personas muy buenas nos llevaron a APROA, pude ver lágrimas en sus ojos y yo quería consolarlos pero cada vez que intentaba darles un ladrido de amistad, vomitaba mucha sangre. A pesar de muchos esfuerzos, nada se pudo hacer, cerré mis ojos y el dolor desapareció.
Hoy ya no estoy en la Universidad, pero extraño mucho estar allí. Quise mandarles este último adiós a todas las personas que me quisieron y sé que muchos aún sufren por nuestra ausencia. Nos habría gustado despedirnos de cada uno de ustedes y darles las gracias por todo lo que hicieron por nosotras. Siempre estaremos en sus corazones y les ruego que hagan todo lo posible para que esto no vuelva a ocurrir con ningún otro ser que hace vida en la Universidad. Estoy segura que pronto volveremos a vernos…
¡Muchos ladridos de amor y movimientos de colita….!

Muñeca y sus amigos. (2008)
María José García, en recuerdo de nuestros amigos perrunos que hacían
vida en las áreas cercanas a la Biblioteca Central de la UCV.
Lic. Roberto Gonzalez B.


"La intolerancia e ignorancia juntas hacen que nuestra querida Universidad tenga animales de dos patas
que la hunden en la sombra".


El envenenamiento de perros es un hecho frecuente en nuestro país, en manos del organismo de salud del Estado, y demás dependencias subalternas. No nos referimos a eutanasia. Responsablemente nos referimos al   e n v e n e n a m i e n t o de perros, que vía eufemismos citan como profilaxia, término inaceptable tomando en cuenta que la acepción en salud pública no contempla  muerte violenta alguna.
La publicación anterior si bien tiene como referencia la matanza de 21 perros en Margarita en fecha reciente, mencionamos que no se trata de un hecho aislado y que incluso en Caracas existe una Fundación oficial que se dice protectora de la fauna cuando no pone en práctica esta forma de crimen en la calle, lo hace en su sede.
En esta oportunidad, nos vamos a referir, con pesar adicional, al envenenamiento y desaparición de perros en nuestra ciudad universitaria.
Desde hace tres años esta agrupación se ha dirigido a la máxima autoridad rectoral así como a COPRED ante el desarrollo de “operativos” donde han sido envenenados perros protegidos y atendidos por miembros de nuestra comunidad universitaria. Cuando esto no ha sido así, han solicitado la intervención de la fundación a la que hemos hecho referencia, conociendo cómo opera este organismo, con la consecuente “desaparición” de estos animales del campus.  Complicidad, lo llaman.
De nada ha servido que sepan de la atención que estos reciben, ni los operativos de castración tendientes a impedir la superpoblación, ya que el problema es que afean el recinto universitario. Cuando este hecho queda en evidencia, surgen entonces los subterfugios de salud, que manipulados tendrán algún peso en la opinión pública, pero no pasa la prueba de la conciencia.
La intolerancia en mano de pocos, se va haciendo camino en  un espacio  tan diverso, y educado donde el exterminio es la solución. No hay de otra. En contrapartida, existe otra disposición para entenderse con los violentos humanos que tanto daño hacen a este espacio académico, pero se atenta sin sensibilidad contra animales protegidos queridos por buena parte de la comunidad.
Los feriados y períodos vacacionales son el momento para estos actos cobardes, aprovechando la menor afluencia de ucevistas.
Caen entonces las caretas del pretendido rechazo a acciones como estas….

Rechazamos cualquier forma de maltrato animal.

Más allá de nuestra ciudad universitaria, cabe destacar, también esta práctica es común. No hay barrio o zona residencial donde encontremos individuos que hagan de la violencia en contra de los animales y específicamente del envenenamiento la forma de resolver lo que molesta en su campo visual, ó bien como forma de retaliación en su retorcida forma de socializar.
Nuevamente la violencia como expresión de intolerancia.
RECHAZAMOS CUALQUIER FORMA DE MALTRATO ANIMAL.